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El auge de la artroscopia de cadera

Publicado el 18 febrero 2021 por Instituto Médico Arriaza

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Probablemente no nos equivoquemos si decimos que la mayor parte de los cirujanos que tratamos deportistas estaremos de acuerdo en que uno de los avances más importantes que se han producido en nuestro campo en las dos décadas que han transcurrido en este convulso siglo XXI, tiene que ver con la artroscopia de la cadera y la llamada “cirugía de preservación articular”. Como su nombre indica, estas técnicas buscan resolver –o a veces, como mal menor, mitigar- la sintomatología de los pacientes sin tener que recurrir a la sustitución protésica de la cadera, al menos en una edad joven.

Aunque la aparición de la artroscopia de cadera pueda parecerle poco significativa para algunos, baste recordar que aproximadamente el 15% de los varones caucásicos tienen este problema, y que es la causa más frecuente de artrosis de cadera precoz (en pacientes jóvenes), con todo lo que ello conlleva, tanto de limitaciones para actividades deportivas o laborales a nivel individual, como de coste social. Y por si fuera poco, entre los deportistas que practicaron con intensidad ciertas disciplinas (como el fútbol, el hockey o los deportes de raqueta, por ejemplo) durante su época preadolescente, el porcentaje de cambios radiográficos que indican la presencia de alteraciones en las caderas se eleva al 66%, lo que explica la elevada frecuencia de abandonos de la práctica deportiva por problemas de cadera y de artrosis que requieren una cirugía al poco de abandonar la vida profesional deportiva. En la mente de todos están las operaciones a que se han tenido que someter recientemente el tenista Andy Murray o el futbolista Aritz Aduriz, o nuestro querido Bebeto.

Haciendo historia, no está de más recordar que la primera artroscopia de cadera del grupo que conforma el Instituto Médico Arriaza, la realizó el Dr. Arriaza en el año 1992, cuando era una técnica prácticamente de ciencia ficción en España. Desde entonces, el Dr. Arriaza y el Dr. Couceiro son dos de los profesores habituales de los cursos de formación y los congresos que se celebran tanto a nivel nacional como internacional sobre este tema. Además, somos miembros fundadores del Grupo Ibérico de Cirugía de Preservación de Cadera, que agrupa a traumatólogos españoles y portugueses especializados en la artroscopia y la cirugía de cadera. Hace tan solo 20 años, los cirujanos capaces de realizar una artroscopia de cadera éramos tan solo un grupo minoritario de traumatólogos y, en realidad, casi no había necesidad de que más cirujanos se esforzasen por aprender esta compleja técnica, porque sus indicaciones eran limitadas y parecía que pocos pacientes la necesitaban. Sin embargo, en este tiempo el número de cirujanos capaces de realizar con solvencia una artroscopia de cadera ha crecido exponencialmente, al igual que el número de pacientes cuyas lesiones mejoran dramáticamente gracias a ella. Este crecimiento se debe a la conjunción de dos elementos: la capacidad de un grupo de cirujanos (sobre todo, de la escuela suiza de Berna) para identificar lo que denominamos “conflicto fémoroacetabular”, que no es otra cosa que la alteración de la forma de la cabeza del fémur o de la cavidad en la que articula –el acetábulo-, que provoca un choque durante el movimiento que va dañando la articulación hasta llevar a la aparición de una artrosis precoz; y la imaginación y el inmenso trabajo de otros muchos cirujanos y de la industria médica para diseñar las técnicas y herramientas que hoy en día nos permiten reproducir a través de pequeños cortes los gestos que hasta hace poco solo podían realizarse a través de grandes incisiones.

(Ilustración: Clínica Martín Gómez, 2017)

 

Gracias a este trabajo y a la difusión del conocimiento de la patología entre los médicos, para la mayor parte de los traumatólogos es fácil identificar hoy en día a pacientes que sufren un conflicto fémoroacetabular, y así dirigirlos hacia un tratamiento que permita reducir la velocidad de progresión de la artrosis de sus caderas y demorar hasta una edad razonable, sin perder nivel de actividad física, el momento de colocar una prótesis de cadera.

Una de las cosas a tener en cuenta al hablar de esta patología es que casi todos los estudios están demostrando que los dos factores de riesgo que hacen que aunque a los pacientes se les realice una artroscopia de cadera, no se logre evitar la necesidad de implantar una prótesis de cadera, son la edad y el peso. En efecto, si la artroscopia se hace en una persona de más de 50 años, el riesgo de que fracase es mayor, probablemente porque el conflicto habrá estado dañando su cadera durante más tiempo, y ese daño es irreversible: sólo podemos aspirar a detenerlo, pero nunca lo borraremos. Y por supuesto, si la carga que tiene que soportar la articulación es excesiva, el pronóstico, por una pura cuestión mecánica, es mucho peor. Esto significa que si alguien tiene un problema de cadera por un conflicto fémoroacetabular, cuanto antes se resuelva, mejor; y por eso es tan importante la detección precoz, algo en lo que insistimos siempre desde el Instituto Médico Arriaza. Y sin olvidar el control del peso, otra de las cosas en que también insistimos siempre a nuestros pacientes.

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