En el caso de la EMT, se emplea un equipo especialmente diseñado para generar de forma localizada un campo magnético de breve duración sobre el cuero cabelludo que induce una corriente eléctrica en la corteza cerebral.
De esta manera podemos cambiar la actividad neuronal y normalizar aquellas zonas de funcionamiento defectuoso debido a una enfermedad. Estas técnicas han sido muy utilizadas en investigación para entender mejor el funcionamiento del sistema nervioso y, recientemente, numerosos estudios han demostrado que la EMT tiene indudables efectos beneficiosos a la hora de tratar determinadas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.
En el caso del tratamiento médico y cuando se utiliza por personal especializado, su utilidad ha sido científicamente demostrada para tratar la depresión crónica que no responde al abordaje habitual con medicamentos, y su uso ha sido aprobado tanto en Europa como en los Estados Unidos de Norteamérica.
Además, la EMT se considera una técnica efectiva en los casos debidamente seleccionados para ayudar en el tratamiento del dolor de naturaleza nerviosa, para la rehabilitación del ictus y para la epilepsia focal resistente.
En la actualidad, existen numerosos estudios de investigación sobre la posible aplicación futura de esta técnica en otras enfermedades como el tinnitus, los trastornos obsesivo-compulsivos, el estrés post-traumático, las alucinaciones auditivas y la espasticidad.
¿Qué se siente?
Durante una sesión de tratamiento, estarás despierto y recostado en un sillón confortable. La bobina de estimulación se colocará en el lugar apropiado en contacto con la cabeza para comenzar la estimulación.
Tanto la duración de cada sesión, como el número de sesiones necesarias, es variable y depende de la enfermedad a tratar y el protocolo utilizado. Por ejemplo, cada sesión en el caso de la depresión dura alrededor de unos cuarenta minutos. Las personas que recibieron EMT a menudo describen sentir una sensación de golpecitos en la cabeza.
Otras técnicas
Además de la EMT, el médico podrá considerar la utilización de otra técnica no invasiva e indolora conocida como estimulación mediante corriente directa (TDCS) que en determinados casos también puede ser útil. Esta es una tecnología de estimulación cerebral que aplica una cantidad pequeña de corriente eléctrica a un área específica del cerebro a través de electrodos colocados sobre el cráneo. Originalmente se desarrolló como tratamiento para acelerar la recuperación de pacientes con daños cerebrales, por ejemplo daño resultante de un infarto cerebral.
Mediante experimentos recientes se ha demostrado que la TDCS se puede usar en personas sin daño cerebral, para incrementar sus capacidades intelectuales y su desempeño en varias actividades, dependiendo del área del cerebro que se estimule. Además, la TDCS se ha utilizado para mejorar las capacidades de lenguaje, matemáticas, atención, solución de problemas, memoria y coordinación.
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