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Lumbalgia y ejercicios de estabilización lumbopélvica

Publicado el 30 octubre 2020 por Instituto Médico Arriaza

lumbalgia

Se calcula que aproximadamente el 80% de la población de los países occidentales, o con hábitos de vida sedentarios, van a sufrir al menos un episodio de lumbalgia a lo largo de la vida.

Aunque la mayor parte de ellos se resolverán en un plazo de 2 a 4 semanas, incluso sin tratamiento específico, en un porcentaje elevado de casos -hasta el 60% en algunos estudios- el cuadro se repetirá periódicamente, limitando la calidad de vida.

Hoy en día sabemos que en la mayoría de los pacientes con lumbalgia algunos de los músculos que deberían estabilizar y proteger a la columna lumbar no van a actuar correctamente: se va a producir una inhibición refleja, incluso si los pacientes retornan a su vida cotidiana y aparentemente se encuentran bien. Estos músculos trabajan de manera sincronizada para estabilizar y dar soporte a la columna lumbar, y en el pasado recibieron muy poca atención. Se trata de los llamados multífidos del raquis y del transverso abdominal.

¿Qué son los multífidos del raquis y el transverso abdominal?

Los multífidos del raquis forman la capa mas profunda de los músculos de la espalda. Se extienden de los arcos vertebrales a las apófisis espinosas. Cada multífido conecta una media de 3 vértebras, y sirven para controlar los movimientos entre ellas. Son músculos pequeños, pero muy potentes, que permiten que el movimiento se realice de una manera más precisa que si sólo actuasen los músculos largos de la espalda.

El transverso abdominal es el más profundo de los músculos abdominales y tiene un papel muy importante a la hora de estabilizar la columna lumbar. Aunque en el pasado tampoco recibió mucha atención, hoy en día los sistemas modernos de entrenamiento (y, especialmente, el método Pilates) centran gran parte del trabajo en su activación. Cuando se contrae simultáneamente con los multífidos forma una especie de faja interna que actúa estabilizando a la columna durante sus movimientos. Este patrón de activación (y, por lo tanto, de protección) está interrumpido en los pacientes con lumbalgia.

No se sabe con certeza por qué estos músculos alteran su funcionamiento después de una lesión en la zona lumbar (o, a veces, por qué dejan de funcionar correctamente y dan lugar a la aparición de las lumbalgias), pero sí se sabe que la realización de ejercicios específicos centrados en la activación de estos músculos simultáneamente mejorará su capacidad para estabilizar a la columna, reducir la intensidad del dolor y mejorar la capacidad para llevar a cabo las tareas de la vida cotidiana a la vez que se incrementa el control postural y la conciencia del propio cuerpo.

¿Cómo se trata el dolor lumbar?

El tratamiento fisioterápico para una lumbalgia suele emplear un arsenal de técnicas diversas, que incluirán termoterapia, ultrasonidos, masaje, movilización o incluso manipulación, ejercicio y educación sobre mecánica corporal y postural.

En muchas ocasiones, sobre todo en la fase aguda, hay que utilizar analgésicos/antiinflamatorios y miorrelajantes, y eventualmente, infiltraciones locales con corticoides u ozonoterapia. Existe un consenso claro hoy en día, en el sentido de que cuanto más breve sea el periodo de reposo, más posibilidades de normalización tendrá el paciente.

Una vez que el cuadro doloroso lo permite, el trabajo de estabilización de la columna lumbar, por medio de ejercicios de flexibilización y potenciación de los multífidos y del transverso abdominal, jugarán un papel fundamental para lograr una protección suficiente y minimizar el riesgo de recaídas.

¿Qué supone un programa de estabilización lumbar?

El programa de estabilización lumbar es un programa de ejercicios destinados a enseñar a los pacientes a reforzar su musculatura y a ganar flexibilidad dentro del rango de movimiento libre de dolor. No sólo servirá para mejorar la condición física general del paciente y sus síntomas, sino también para enseñarle a ser más eficiente en sus movimientos. Les proporcionará una conciencia del movimiento, el conocimiento de las posturas seguras y una mejor capacidad funcional y coordinación para hacer más sencillo el tratamiento y evitación de las lumbalgias.

Lógicamente, antes de iniciar el programa, los pacientes deben ser evaluados por su médico, para poder coordinar la actuación con los fisioterapeutas y los licenciados en Educación Física encargados de las siguientes fases de ejercicio.

La estabilización de la columna.

La fase inicial de la estabilización de la columna comienza realizando contracciones musculares aisladas. Se instruye al paciente a lograr la llamada “posición neutral de columna”. Esta es la posición en la cual la columna alcanza la situación de alineación ideal. Para lograrla, debemos imaginar que tuviéramos tatuado en el abdomen un reloj, con las 12 en el ombligo y las 6 sobre el pubis.

Tumbados en el suelo, boca arriba, debemos comenzar a bascular la pelvis de manera alternativa, de forma que las 12 se dirijan hacia el suelo, y después las 6 se dirijan hacia el techo. Se repite el gesto 10 veces en cada dirección de manera suave y lenta. La posición neutra de la columna es el punto que cada persona identifica como más cómodo o confortable en su caso. Esta posición es la que debe intentar mantenerse mientras se realizan todos los movimientos del programa de estabilización, así como durante las actividades de la vida cotidiana.

Una vez que se alcanza la conciencia de la posición neutra de la columna, se empiezan las contracciones aisladas del transverso abdominal. Este músculo se activa simplemente intentando llevar el ombligo hacia la espalda, y expulsando por completo el aire mientras se mantiene la columna en la alineación neutral.

Después de dominar estos dos sencillos ejercicios, podremos progresar a una tabla más compleja.

Ejercicio de estabilización 1

– Tumbado boca arriba, se dobla la rodilla izquierda. Se contraen los abdominales y los glúteos, para mantener la espalda en la posición neutra. Se eleva la pierna derecha lentamente (con la rodilla en extensión), aproximadamente 20cm. Se mantiene la posición mientras contamos hasta 10. Se desciende lentamente y se reposa durante la cuenta de 10. Repetiremos el ejercicio 10 veces.

– Cambiaremos para trabajar igual con el otro lado.

– Una vez dominado el ejercicio, podremos progresar para dibujar círculos, cuadrados, o escribir nuestro nombre con la pierna elevada.

Ejercicio de estabilización 2

– Comenzamos en posición cuadrúpeda, apoyados en las manos y las rodillas. Se tensan glúteos y abdominales, para buscar la posición neutra de la columna.

– Se elevan lentamente un brazo y la pierna contraria hasta la horizontal, manteniendo la columna en alineación neutra. Se mantiene la cuenta de 10. Se desciende lentamente y se realiza el ejercicio con el lado contrario. Se repite 10 veces cada lado.

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