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Rehabilitación tras una cirugía de ligamiento anterior cruzado

Publicado el 26 julio 2019 por Instituto Médico Arriaza

ligamento_cruzado_anterior

Presentamos aquí el protocolo y las recomendaciones a seguir en caso de que hayas tenido una cirugía de ligamento anterior cruzado.

SEMANAS 1 y 2:

Evitar el encamamiento, pero reposar todo lo posible, para reducir el derrame de la rodilla. Utilizar hielo intermitentemente (aproximadamente 15 minutos cada 3-4 horas, evitando quemar la piel mediante protección textil interpuesta). Insistir en extensión pasiva de la rodilla, con el talón sobre una silla o almohada. Flexión  hasta 90º, o  dentro de los límites de la rodillera (si se utiliza). Caminar con 2 bastones ingleses, en descarga total.

SEMANAS 3 y 4:

Se continúa caminando en descarga total (o rozando con el pie en el suelo para reproducir el gesto normal de marcha, pero sin cargar más de 5 kg en el pie).

Se comienzan ejercicios de facilitación neuromuscular propioceptiva (PNF) en tobillo, con resistencia manual.

Se continúa la extensión pasiva, y flexión activa asistida para ganar movilidad, sentado.

Se comienzan a realizar ejercicios de PNF de flexión, extensión y diagonales de cadera con la rodilla extendida y la resistencia siempre por encima de la rodilla.

Se pueden comenzar ejercio en piscina movilizando la rodilla dentro de los límites pautados si las heridas están bien cicatrizadas (siempre que el acceso a la misma sea fácil), y en bicicleta estática sin resistencia. Evitarlos siempre que causen dolor.

SEMANAS 5 y 6:

En caso de usar rodillera: Se abre el tope de la rodillera hasta alcanzar los 120º de flexión (si el paciente los alcanza o sobrepasa; en caso contrario, se coloca el tope en la máxima flexión del paciente).

Se comienza a cargar peso según se tolere, intentando abandonar uno de los bastones al finalizar este periodo. o al menos uno de ellos.

Se continúa la PNF de extensión de cadera con resistencia manual proximal y la rodilla en extensión.

Se comienzan a realizar ejercicios suaves de extensión activa, con resistencia manual en la parte proximal de la tibia (de manera que se reduzca al mínimo la tendencia al desplazamiento anterior de la tibia y el estrés sobre la plastia, entre 90º y 60º.

Se comienzan a realizar sentadillas contra la pared a 1/4 de flexión (aproximadamente 30º), controlando el movimiento con la rodilla sana.

Se comienzan actividades en tabla de equilibrio o colchoneta (con ayuda si se requiere), y con rodillera si se utiliza.

Se comienzan ejercicios de marcha resistida.

Se comienzan ejercicios de flexión resistida manualmente en decúbito prono.

Se comienza a realizar bicicleta estática.

SEMANAS 7 y 8:

Se retira la rodillera para dormir, si se hubiese utilizado.

Se comienza marcha en puntillas y elevaciones a puntillas sobre una sola pierna.

Se retiran los topes de la rodillera.

Se comienzan a subir y bajar escaleras.

Se continúan las sentadillas contra la pared a 45º de flexión de la rodilla.

Se continúa el trabajo en tabla de equilibrio o colchonetas, y la marcha resistida.

Se comienza natación (evitando braza), o a realizar carrera en agua profunda con chaleco de flotación.

SEMANAS 9 a 11:

Se pasa a ejercicios de extensión activa con resistencia proximal entre 90º y 0º.

Se continúa el programa anterior, intentando realizar el trabajo en la tabla de equilibrios sobre una sola pierna.

SEMANAS 12 a 14:

Se añade un componente excéntrico al trabajo activo de cuádriceps, todavía con resistencia proximal.

Se comienza a realizar subida y bajada de lado de escaleras Se comienza marcha a paso rápido, todavía sin correr (y con rodillera si se utiliza).

SEMANAS 15 a 18:

Se retira la rodillera para las actividades cotidianas.

Se comienza a trotar por terreno regular y blando, empleando el protocolo de readaptación progresiva que se entregará entonces al paciente.

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